Quinoa con langostinos al ajillo

tiempo de cocinado 5 min
numero de comensales 1 personas
tiempo total 00:05 min
Calorías por 100g: 294 kcal

Elaboración

  • Pica el diente de ajo y guindilla al gusto. Añádelo dentro de una sartén con un chorro generoso de aceite.

  • Cocina a fuego medio hasta dorar. Añade los langostinos y saltea. Agrega la quinoa y cocina durante 2 minutos.

  • Añade perejil fresco recién picado, corrige el punto de sal y sirve.

Con esta receta tendrás un plato sano y nutritivo perfecto para esos días en que se nos echa el tiempo encima pero aun así queremos dedicarnos un buen plato de comida. Además, es perfecto para llevar en un tupper al trabajo y conseguir energía para todo el día.

La quinoa: una fuente de fibra

Comer rico y saludable no tiene por qué ser aburrido. Estos deliciosos Vasitos de Quinoa blanca y roja Brillante te aportarán un sabor y textura inigualables para tus recetas. Este alimento es 100% natural, por lo que te proponemos este sabroso plato que además es bajo en calorías.

Estas pequeñas semillas aportan a tu organismo mucho más de lo que imaginas. Son un súper alimento, pues contienen una cantidad de fibra muy alta que les aporta una gran capacidad saciante, además de ayudar al tránsito intestinal. Tienen muchas más proteínas y grasas que la gran cantidad del resto de cereales. Asimismo, no contienen gluten.

Dale un nuevo toque toque a tus platos con este gran alimento. ¿Te gusta la idea? Te recomendamos esta otra receta de quinoa con aguacate, tomate y gambas. Una opción ideal para salir de la rutina, seguir una dieta equilibrada, o incluso compartir con tus amigos. Por otro lado, si sigues una dieta vegetariana o vegana, la quinoa podría ser tu mejor aliada debido a su alto contenido en proteínas que aportarán a tu organismo la energía necesaria para todo el día, y lo mejor de todo es que es súper deliciosa. ¿A qué esperas para probarla?

Un toque picante y diferente

Si hablamos de salir de la rutina en materia de cocina, en Brillante no dejamos de darte ideas para tus recetas, para que tu alimentación te resulte una tarea fácil y cómoda, a la vez que divertida. Es por ello que la comida debe saciarnos, de manera que no nos quedemos con hambre justo después de comer, y que del mismo modo disfrutemos con cada bocado. La quinoa es un elemento idóneo para todo esto de lo que hablamos, pero también son muy importantes los elementos con los que complementes la receta que quieras llevar a cabo.

Este plato podría servir tanto como para una ocasión especial, como para sorprender a tus compañeros en la oficina. Y lo mejor, ¡estará listo en tan solo 5 minutos! Para tener una receta sana y deliciosa no necesitas consumir gran parte de tu tiempo, solo tienes que seguir nuestros sencillos pasos y asegurarte de que cuentas con los ingredientes o, al menos, con un poco de imaginación. La clave de la receta que te presentamos está en el equilibrio entre sus ingredientes. La base de guindilla y ajo aportan un toque muy sabroso a los langostinos. Pero, ojo, cuidado con la guindilla, hay unas que pican más que otras, así que intenta no pasarte con la cantidad de este ingrediente.

Recuerda que siempre puedes cambiar los ingredientes a tu gusto o aprovechando lo que tengas por casa. Si no tienes langostinos, prueba con gambas. Además, también te recomendamos que te animes con nuevas ideas para complementar las recetas, así como a utilizar alguna de las especias que más te gustan. Nosotros proponemos las recetas, ¡ahora hazlas tuyas!

Langostinos: todo el sabor del mar en tu plato

Si quieres que tu plato tenga un toque diferente y un aire marítimo, los langostinos son el toque perfecto para tu receta con quinoa. Antes te hemos recomendado que, si no tienes langostinos a mano, los sustituyas por gambas en esta receta. Se trata de dos crustáceos muy parecidos pero que sin embargo tienen algunas diferencias entre sí. Las principales diferencias, que saltan a la vista, son su color y su tamaño.

Si bien el langostino tiene un color más rosáceo, que incluso tiende al blanco, las gambas suelen tener un color más vivo e intenso, que va rozando el anaranjado y el algunas ocasiones incluso el rojo. Además, el langostino es de un tamaño bastante más grande, puesto que algunos ejemplares pueden llegar a alcanzar los 20 centímetros de largo, mientras que las gambas apenas llegan a los 8 centímetros, con la excepción de dos variedades como son el gambón y la gamba roja, que ostentan un tamaño mayor.

Ya en boca la textura también es distinta. El langostino tiene una carne más dura, más densa y menos tierna que la gamba, que se hace más fácil de masticar. Si quieres un truco para tener siempre este tipo de mariscos a mano y poder incluirlos en los distintos platos que realices en tu día a día, cómpralos congelados y descongélalos cuando vayas a usarlos. Además si los compras pelados ahorrarás mucho tiempo de elaboración.

Por otra parte los langostinos, como casi todos los mariscos, tienen bastantes propiedades que pueden sernos beneficiosas si los incluimos en nuestra dieta en las cantidades y las veces oportunas. Y es que el langostino cuenta con unas características nutritivas muy interesantes para nosotros. Por ejemplo, tienen muy poca grasas, aunque aportan las suficientes proteínas a la vez que destaca por tener un elevado contenido en ácidos grasos Omega 3. 

También cuenta con vitaminas B12 y B3, muy importantes para nuestro organismo, y diversos minerales como el calcio, el zinc, el magnesio o el potasio, entre otros, que contribuyen a un correcto funcionamiento de distintas partes de nuestro cuerpo.

Se pueden cocinar bien cocidos o bien a la plancha e incluirlos en recetas que van desde arroces a cócteles propios de ciertas celebraciones como la Navidad, momento del año en el cual este tipo de alimento se vuelve muy popular en cualquier casa.

Sin embargo, también hay que tener mucho cuidado con el consumo de marisco que hacemos, ya que es uno de los alimentos que más alérgenos despierta entre los distintos comensales, y que puede tener un desenlace fatal. También un consumo exagerado de mariscos puede dar lugar a un exceso de ácido úrico en nuestro organismo que lleva a que manifestemos la enfermedad conocida como “gota”. Y es que ya se sabe que para mantener una correcta alimentación la clave está en las cantidades.