1 - Preparación previa: organización, sabor y equilibrio
Antes de comenzar con la cocción, prepara todos los ingredientes para agilizar el proceso y asegurar un resultado redondo.
Empieza triturando los 200 g de nueces con un procesador de alimentos o batidora potente hasta obtener una pasta espesa. Esta mezcla será la base cremosa y rica del fesenjan.
Corta los 500 g de contramuslos de pollo deshuesados en piezas medianas, salpimienta al gusto y resérvalos. Si lo deseas, puedes añadir también una cucharadita de cúrcuma para potenciar el color y el aroma.
Pela y pica la cebolla en brunoise, un corte ideal para que se integre bien en la salsa y se dore de forma uniforme.
Ten a mano también el resto de ingredientes: 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, ½ cucharadita de canela, 1 taza de melaza de granada (o su sustituto: 2 cucharadas de vinagre balsámico, ½ taza de agua y 2 cucharadas de miel), 500 ml de caldo de pollo y cilantro fresco si quieres decorar.
Por último, recuerda contar con un vasito de arroz basmati Brillante. Si te interesa saber más sobre sus propiedades, puedes consultar sus calorías y beneficios del arroz basmati, un aliado ideal para platos exóticos como este.

2 - Sellar el pollo y preparar el sofrito
En una sartén amplia o cazuela de fondo grueso, añade las 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra y caliéntalo a fuego medio-alto. Cuando esté bien caliente, incorpora los contramuslos de pollo troceados, previamente salpimentados.
Dóralos por todos los lados durante 6-8 minutos, hasta que estén bien marcados por fuera pero aún jugosos por dentro. Este paso es fundamental para crear una base de sabor intensa. Una vez dorados, retira el pollo de la sartén y resérvalo en un plato.
En el mismo aceite, añade la cebolla cortada y sofríe a fuego medio durante unos 8-10 minutos. La idea es que la cebolla quede dorada, suave y ligeramente caramelizada.
Este sofrito será el soporte aromático de la receta y aportará profundidad al guiso final.

3 - Especias, nueces y el característico toque de granada
Cuando la cebolla esté bien pochada y dorada, añade la media cucharadita de canela y, si lo estás utilizando, la cucharadita de cúrcuma. Remueve bien durante 1 minuto para que las especias liberen todo su aroma sin llegar a quemarse.
A continuación, incorpora la pasta de nueces trituradas que habías reservado. Tuéstala suavemente durante unos 3-4 minutos, removiendo constantemente, hasta que empiece a soltar su aceite natural. Este paso no solo intensifica el sabor, sino que también ayuda a espesar la salsa de forma natural.
Es el momento de añadir el ingrediente estrella: la melaza de granada. Si no dispones de ella, puedes utilizar la alternativa casera (vinagre balsámico, agua y miel), que también aporta dulzor y acidez en equilibrio. Agrega la mezcla a la sartén y remueve bien para que se integre con las nueces y las especias.
La base del fesenjan está lista: oscura, fragante y con ese contraste único entre lo dulce, lo ácido y lo especiado que define a este plato.

4 - Cocción lenta para un guiso meloso y lleno de sabor
Con la salsa ya formada, devuelve el pollo dorado a la sartén y mézclalo bien con la base de nueces, especias y melaza. Remueve unos instantes para que los trozos de carne se impregnen del sabor.
A continuación, añade los 500 ml de caldo de pollo caliente y remueve con suavidad. Lleva el guiso a ebullición, luego reduce el fuego al mínimo y tapa parcialmente la cazuela.
Deja cocer a fuego bajo durante unos 30 minutos, removiendo de vez en cuando para que la salsa no se pegue al fondo y se reduzca de forma uniforme. Poco a poco, la salsa se irá espesando y oscureciendo, adquiriendo la textura densa y untuosa que caracteriza al fesenjan.

5 - Emplatar con armonía: arroz, guiso y un toque fresco
Mientras el guiso termina de cocinarse, calienta un vasito de arroz basmati Brillante siguiendo las instrucciones del envase. En solo 60 segundos tendrás una base aromática y suelta, ideal para acompañar esta receta de raíces persas.
Una vez el fesenjan haya reducido y la salsa esté espesa, ajusta de sal si es necesario y apaga el fuego. Deja reposar un par de minutos con la cazuela tapada para que los sabores se asienten.
Para emplatar, coloca una cama de arroz basmati en el plato, sirve por encima el pollo bien cubierto con la salsa de nueces y granada, y si lo deseas, decora con unas hojas de cilantro fresco.
Disfrútalo caliente: el contraste entre el arroz fragante y la salsa especiada convierte cada bocado en un viaje directo a la cocina tradicional iraní.
