Menestra de habas y quinoa reconfortante

Antes de meterte manos a la obra, recopila todos los ingredientes que harán que tu menestra de habas y quinoa sea un éxito total. Seguro que ya tienes por ahí un vasito de Quinoa Brillante, habitas en conserva, un huevo cocido, y más cositas como ajo, caldo de verduras y perejil fresco. ¡Vamos a hacer magia en la cocina!

En una cazuela, pon agua a calentar y añade el huevo. Si estás aquí, seguro que ya sabes cómo hierve el agua, así que espera unos 8-10 minutos desde que burbujea sobre la superficie. Esto depende de cómo te guste el huevo, firme o un poco cremoso. No envejecemos, solo mejoramos.

Pasado este tiempo, aparta del fuego, enfría el huevo, y quítale la cáscara con alegría. Lo reservarás para coronar tu deliciosa menestra de habas y quinoa más adelante. Un truquito: si la cáscara se resiste, inténtalo bajo agua corriente. ¡Funciona como un encanto!

Vamos a darle alegría a esa sartén. Calienta un buen chorro de aceite de oliva y echa el ajo picado, porque ¿quién no quiere ese aroma a menestra de habas y quinoa llenando la cocina? Cuando sientas que el ajo empieza a bailar, justo antes de dorarse, añade la harina.

Mi truco es tostarla un poquito, así conseguirás un sabor más profundo. Pero cuidado, ¡nadie quiere harina quemada! Mantén la calma y deja que se dore justo lo necesario. Con este paso, estás creando la base perfecta para un plato sano y nutritivo que conquistará cualquier paladar.

Para continuar, añade ese toque mágico del caldo caliente a la mezcla y dále la bienvenida a las habitas. Remata con mimo hasta que espese un poco, como cuando el invierno empieza a dar paso a la primavera, y entonces incorpora la quinoa sin calentar, tranquila y reposada como un buen domingo por la tarde.

Deja que todo se cocine durante unos minutos, al igual que los buenos recuerdos necesitan tiempo para asentarse. Revuelve con cariño hasta que cada rincón del plato tenga un poco de esa deliciosa menestra de habas y quinoa. Así te asegurarás de que la quinoa absorba todo el sabor del caldo de verduras.

Cuando el aroma de las habas y la quinoa te envuelva, retira la sartén del fuego con cuidado. Sirve esta menestra en un plato digno de celebración y corona la obra maestra con el huevo cocido que guardaste previamente. Ahora, simplemente acurrúcate en tu rincón favorito y disfruta cada bocado.