El arroz es uno de los alimentos más versátiles que podemos encontrar, sirviendo tanto para platos dulces como salados. Esta torta de arroz con chocolate es fácil de hacer y estamos seguros de que gustará a todos tus comensales por igual. Desde la primera vez que ocupe tu menú se convertirá en un imprescindible para esas comidas o cenas en las que pasarlo bien con tus amigos y familiares. ¿Quieres saber cómo hacerla? Ponte el delantal, reúne los ingredientes y sigue el paso a paso para no perderte ningún detalle de esta delicia culinaria elaborada con arroz Sabroz.
Lo primero que haremos será poner a hervir el arroz y la leche con la piel del limón o naranja. La piel de estas frutas le dará un toque cítrico muy característico. Puedes elegir la que más te guste o hacer una combinación de ambas.
Cuando la leche ya haya entrado en ebullición, vamos removiendo poco a poco y lo dejamos cocer unos 20 minutos. Pasado ese tiempo añadimos el azúcar y dejamos otros 20 minutos más, removiendo de vez en cuando para evitar que se pegue.
Mientras tanto vamos a coger el chocolate y lo vamos a picar en trozos para que sea más fácil después incorporarlo a nuestra receta. Hacemos lo mismo con las almendras picadas. Aunque las almendras le darán un toque muy especial a nuestra tarta, se trata de un grupo de alimentos bastante alérgeno, por lo que si entre tus comensales hay algún alérgico a los frutos secos no es necesario que las añadas.
Una vez haya pasado el tiempo de cocción, retiramos la mezcla del fuego y le vamos a añadir la mantequilla (es suficiente con la cantidad del tamaño de una nuez) y el chocolate negro cortado a trozos. Removemos bien hasta que el chocolate se disuelva y veamos cómo el arroz va tomando ese color marrón del chocolate. En ese momento, vamos a incorporar también las almendras picadas. Dejamos enfriar la mezcla.
Mientras, batimos los 5 huevos y, una vez que nuestra “masa” de arroz está templada, se van echando los huevos batidos poco a poco y sin dejar de batir. Debe quedarte una textura homogénea. Pasamos a un molde redondo de unos 25 cm, que previamente hemos cubierto con papel de horno húmedo. Ahora, metemos en el horno ya caliente a 170 grados durante una hora.
Cuando pase el tiempo estipulado, sacamos del horno. Dejamos enfriar y metemos en el frigorífico. Esta torta está mejor de un día para otro, pues los sabores y las texturas reposan y el resultado es espectacular. Verás que cuando la saquemos del horno, la altura que ha conseguido durante el horneado bajará un poco. No te preocupes, no es signo de que haya salido mal. Simplemente, al no llevar harina ni levadura, es la reacción normal de la masa.
Al momento de servir ponemos un poco de azúcar glass por encima para darle el toque final de decoración y ¡listo! ¡Recordad que esta torta es apta para celíacos!