Arroz frito chino delicioso y auténtico

1 - Cocina la tortilla hasta que esté doradita

Imagina que estás a punto de darle vida a tu arroz frito chino, y empieza con un sencillo gesto: rompe los huevos con cuidado en un bol. Ahora, saca tu lado enérgico y con un tenedor, bátelos hasta que parezcan un atardecer dorado y uniforme. Calienta una sartén con un toque de aceite hasta que cubra bien cada rincón.

Cuando el aceite empiece a susurrar, desliza los huevos batidos en la sartén. Deja que el tiempo haga su magia sin moverlos al principio, permitiendo que el fondo se cueza serenamente. Verás que los bordes empezarán a coger carácter; es momento de voltear la tortilla. Busca un equilibrio, dorada fuera, tierna dentro. Una vez lista, déjala reposar, y cuando se enfríe, córtala en tiras o cubos. ¡Reserva este tesoro! Pronto será parte de la sinfonía de sabores del plato.

2 - Dorar el pollo en el wok con cariño

Imagina que estás a punto de darle un toque épico al arroz frito chino. Comienza cortando el pollo en trocitos pequeños, así no tardará una eternidad en cocerse. Calienta un chorro de aceite de sésamo en el wok; nada se compara con el aroma que desprende.

¿Ves cómo brilla? Es el momento. Echa los trozos de pollo y déjalos dorarse. No querrás terminar con pedacitos secos, así que presta atención. Cuando estén dorados por fuera y jugosos por dentro, sácalos y resérvalos. Bien caliente es como mejor se mantienen para el plato estrella.

3 - Saltear las verduras para dar sabor al arroz frito

Vamos a enfocarnos en el verdadero corazón del arroz frito chino: nuestras amadas verduras. Toma la cebolleta china y el pimiento rojo, y córtalos en finas tiras. No te preocupes si no queda perfecto, piensa que las imperfecciones a veces son lo mejor de la cocina casera. Añade estas verduras al wok, aprovechando los ricos jugos del pollo que quedaron en el fondo. El aceite restante actuará como un pequeño mago, impregnando los vegetales con un sabor impresionante. Saltea hasta que estén tiernas, pero sin perder ese maravilloso crujido que nos encanta.

4 - Cocinar el arroz para que quede suelto

Cuece el arroz Sabroz siguiendo las instrucciones del paquete. Asegúrate de que quede al dente, como quien deja el diente perfecto para una ensalada, resistente pero suave. Luego, es crucial dejarlo enfriar totalmente. La paciencia es amiga del arroz frito chino, evitando que se convierta en una masa pegajosa durante el salteado.

¿Quién no ha tenido un pequeño desastre con el arroz? Enfriarlo es el truco para lograr esos granos sueltos que aprecias en los mejores platos asiáticos. Mientras se enfría, puedes ir adelantando el resto de ingredientes. Así, cuando el arroz esté listo, solo tendrás que subir el fuego y comenzar a saltear.

5 - Mezclar el arroz con salsa de soja y jengibre

Con el wok todavía caliente y lleno del aroma que ha dejado el pollo, vamos a poner en acción al protagonista de esta película: el arroz jazmín. Reparte el arroz frito chino con amor, asegurándote de que cubra suficientemente el wok. No queremos que se quede en un rincón sin cocinar, ¿verdad?

Añadimos salsa de soja, un toque especial de jengibre fresco rallado, e impregnamos cada granito de arroz con esta esencia asiática. Remueve con cariño, como quien mezcla recuerdos de domingos familiares en la cocina. Así lograrás un salteado aromático y lleno de sabor, perfecto para compartir en una cena con amigos.

6 - Añadir pollo, tortilla y guisantes al plato final

Imagina que tu wok es el escenario, lleno de talento: el pollo cocido, los coloridos guisantes descongelados y esas tiras de tortilla que preparaste al inicio hacen su gran entrada. Mézclalos bien, deja que se conozcan y comparte secretos de sabor. Un buen salteado es pura armonía.

Dales un par de minutos más para que los sabores se fundan, como en un animado baile de fiesta asiática. ¿Oyes ese chisporroteo? Es la banda sonora de tu arroz frito chino haciéndose. Con cada vuelta de la espátula, piensas: esto va a estar delicioso.