Para comenzar, echamos aceite en una sartén o cazuela y la ponemos a fuego con una intensidad media para que vaya cogiendo calor. Cuando la sartén y el aceite estén calientes, echamos la carne picada y la freímos durante unos dos o tres minutos. Con la ayuda de dos palas de madera, vamos separando las hebras de carne para que se vaya sofriendo por igual por todas las partes.
Cuando la tengamos lista, retiramos el aceite sobrante de la sartén o cazuela en la que estamos cocinando, dejando en el recipiente solamente la carne ya cocinada.
Es el momento de incorporar a la sartén el caldo de carne y verduras “La Fallera”, rociando la carne. Añadimos también la misma cantidad de agua que de caldo y dejamos que entre en ebullición. Salamos al gusto.
Una vez que el caldo ha roto a hervir, ya podemos poner el arroz dentro de la mezcla y dejarlo cocer más o menos durante 20 minutos. Debemos añadir el arroz siempre en el caldo caliente para que empiece a cocinarse nada más añadirlo. Después de los 20 minutos de cocción el arroz debe quedar suelto, con una textura fina y perfectamente integrado con la carne picada.
Este Arroz con carne picada, también conocido como americano, podemos acompañarlo con tomate frito o la salsa americana por excelencia, el ketchup.
Este plato de arroz con carne picada se sirve como plato único y suele ser una de las elaboraciones con arroz favoritas de los niños, así que hacer un emplatado divertido puede ser la clave para un éxito asegurado entre un público de comensales infantiles.
Para este emplatado distinto podemos ayudarnos de un molde con alguna forma curiosa que llame la atención de los más pequeños y decorar con las salsas haciendo dibujos divertidos. También hay quien corona el emplatado con una ramita de perejil o con un huevo frito, que siempre suele hacer las delicias de los más pequeños de la casa.
Recomendaciones para un arroz americano diferente
Si quieres darle una vuelta de tuerca a esta receta, puedes jugar con distintos elementos a incorporar según tus gustos. La cebolla dulce puede ser una buena aliada si lo que buscas es un toque más dulzón, así como el ajo puede ayudarte a potenciar el sabor. Ingredientes como el maíz le darán a esta receta un poco de color, y otros como la guindilla un toque picante y un sabor muy especial.
Con todos estos ingredientes te asegurarás de cocinar un plato rico en hidratos de carbono y proteínas necesarias para tener toda la energía que los más pequeños (y también los adultos) necesitan durante el día.
Además esta receta puede ser una buena excusa para camuflar los alimentos que más nos cuesta que los pequeños coman, como pueden ser algunas verduras y hortalizas. Puedes probar a picar muy finito un poco de calabacín e incorporarlo al sofrito o incluso elaborar tú mismo la salsa de tomate frito que acompañe al arroz con carne picada.
Otra opción es añadir un puñado de alubias rojas para darle otro toque extra de nutrientes al plato y hay quien incluso se anima a añadir al sofrito un poco de pimiento verde y rojo bien picaditos para que los niños no se encuentren los trozos mientras comen y así pase desapercibido.
Para un toque extra de sabor puedes echarle un chorrito de vino blanco a la carne picada. No te preocupes, el alcohol se evaporará con el caldo y dejará tan solo un sabor muy exquisito.
Una mezcla de carnes picadas entre vacuno y cerdo también puede ser una opción para un sabor distinto. Incluso si en tu dieta diaria no tomas carne, puedes sustituir esta por soja texturizada. Bien especiada y cocinada, previamente hervida para que se hinche y coja la textura adecuada, es un sustituto perfecto a la carne picada. El resultado es prácticamente el mismo, tanto a nivel de sabor como a nivel nutritivo.
Haz tu propia salsa de tomate para acompañar
Puedes probar también a hacer tu propia salsa de tomate. Para ello debes utilizar ajo, cebolla, tomates, sal y azúcar. Lo primero será pelar y cortar en trocitos pequeños tanto el ajo como la cebolla. No hace falta que sean trozos especialmente pequeños, puesto que después las trituraremos. Los sofreímos en una olla con un chorro potente de aceite de oliva.
Mientras tanto, lava los tomates y córtalos para batirlos. Uno de los trucos clave para que no te queden pepitas ni trozos de piel y así conseguir una textura uniforme es batirlos bien con una batidora de vaso o un robot de cocina. Cuela la mezcla que has obtenido para eliminar del todo las posibles pepitas y pieles que no se hayan incorporado al batir los tomates.
Una vez que ya tengas el tomate licuado y la cebolla y el ajo dorados, júntalo todo en la olla. Echa la cantidad de sal que te guste y recuerda que, al ser una salsa natural, probablemente tenga un regusto ácido y amargo. Para corregir esta acidez, si no te gusta, puedes echarle un poco de azúcar.
Además, para tener una salsa de tomate con un toque diferente puedes incorporarle hierbas aromáticas o especias como orégano o albahaca. Si haces mucha cantidad, esta salsa es fácilmente almacenable en tarros de cristal. Si los sellas al baño maría, esta salsa puede durarte para varias comidas y también puede congelarse.
Tips para un arroz perfecto
Recuerda que a la hora de cocinar el arroz las cantidades suelen ser muy importantes. Es tan fácil pasarnos de cantidad como quedarnos cortos. Mediremos el arroz con un vaso o un cuenco pequeño. Un vaso vienen a ser unos 100 gramos, que es una medida muy buena para una ración para una persona.
En el caso de esta receta no sofreímos el arroz antes de incorporar el caldo, sino que el arroz se incorpora cuando el caldo ya está hirviendo para que este se cocine lo más rápido posible. Recuerda que es muy importante no moverlo para que el grano quede perfecto y no se rompa ni se arrugue.
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