1 - ¡Reúne tus ingredientes listos para empezar!
Antes de ponerte manos a la obra, asegúrate de tener todos los ingredientes listos. Nada peor que darte cuenta a mitad de camino que te falta algo, ¿verdad? Prepara 130 g de delicioso arroz Sabroz, 1 litro de leche fresquita y, por supuesto, la estrella del show: 175 g de leche condensada.
Reúne también el toque dulce del azúcar y un toque cítrico con cáscaras de limón y naranja. Ah, y no olvides una ramita de canela para darle ese aroma inolvidable. ¡Ahora ya estás más que listo para crear tu mágico arroz con leche condensada que te transportará directamente a esos aromas de domingo en casa!

2 - Pon a calentar la leche con los sabores.
Imagina que estás a punto de crear uno de esos postres que evoca las tardes de casa de la abuela. Coloca un cazo en el fuego y vierte la leche. Añade las cáscaras de limón y naranja, como pequeños mensajeros del aroma, el azúcar, y la rama de canela. El simple acto de unir estos ingredientes ya eleva nuestro arroz con leche condensada a otro nivel.
Mientras se calienta suavemente, los ingredientes comienzan a contar su propia historia, casi como si sintieras su sutil baile en el aire. La idea es que entres en ese ritmo, tal vez cerrando los ojos por un instante. Aquí no hay prisa, solo el disfrute de un postre delicioso que combina la cremosidad de la leche condensada y el sabor reconfortante del arroz.

3 - Es hora de incorporar el arroz sabroso.
Una vez que la mezcla comience a hervir, es el momento de los grandes protagonistas: el arroz. Añádelo con confianza y, mientras se cocina, aprovecha para darte ese respiro que te mereces. Deja que el arroz haga lo suyo durante unos 25 minutos, lo cual es perfecto para disfrutar del aroma.
Y hablando de aromas, ¿no es maravilloso ese olor que llena la cocina? Es como si el domingo se hubiera colado entre semana. No te preocupes si te entran ganas de echarle un vistazo antes de tiempo; es completamente normal. Solo recuerda, lo mejor está por llegar con tu arroz con leche condensada.

4 - Saca la cáscara de limón y naranja.
Después de dejar al arroz hacer su magia con la leche, toca retirar las cositas extras. Saca la rama de canela como si estuvieras pescando un buen recuerdo, y quita las cáscaras de limón y naranja antes de que alguien las confunda con trozos de postre. ¡No queremos sorpresas amargas!
Con esta limpieza concluida, el arroz con leche condensada está listo para seguir su camino hacia la cremosidad absoluta. Aprovecha para darle una buena olfateada a la olla: es como inhalar el aroma de un abrazo cálido. Si hay peques cerca, seguro se acercan porque huele a postre casero. ¡Un clásico sin igual!

5 - Incorpora la leche condensada para el toque dulce.
Vamos allá. Ahora toca el momento de darle un pase extra de mimo a nuestro arroz con leche condensada. Añadimos esa cremosa leche condensada, siempre con cuidado, y empezamos a mezclarlas bien, como si quisiéramos que se hagan amigas inseparables. En ese baile de sabores, el dulce comienza a teñir nuestra mezcla.
Volvemos a poner la olla al fuego otros 5 minutos. No te despistes mucho; removemos el arroz de vez en cuando para evitar que se pegue. ¿Sabes esa sensación cuando huele a postre casero? Pues ya casi puedes olerlo. Este paso es el toque final para alcanzar la cremosidad perfecta en tu postre de arroz con leche condensada.

6 - Deja reposar y enfría en la nevera.
Después de mimar tu arroz con leche condensada, toca darle un descanso. Déjalo reposar hasta que esté a temperatura ambiente. ¿Lo ves? Es como cuando un buen vino necesita respirar. Luego, llévalo a la nevera. Allí, se enfría como debe, porque un postre frío siempre resulta más tentador.
Y si te estás preguntando por cuánto tiempo, te diré que un par de horas vendrán de maravilla, aunque si consigues resistir la tentación, toda la noche será aún mejor. ¡Ah! Y no olvides la canela molida justo antes de servir. Así, cada bocado será un abrazo a tus papilas gustativas.

7 - ¡Hora de servir y disfrutar de esta delicia!
Finalmente, cuando tu arroz con leche condensada esté listo para ser servido, es el momento de darle ese toque final irresistible con una ligera capa de canela en polvo. La magia está en añadir también unas pequeñas ralladuras de naranja, que aportan un frescor inigualable a cada bocado.
Pero ojo, no te preocupes si una que otra ralladura se escapa de tus dedos; al final, eso es parte del encanto del proceso. Ahora, con estos pequeños detalles, ¡tu arroz con leche condensada está listo para deslumbrar! Siéntete orgulloso, porque acabas de crear un postre que seguramente hará que todos pidan repetición. ¡A disfrutar!
