Risotto cremoso de queso

El error más común al preparar risotto es sobrecocinar el arroz. Para evitarlo, añade el caldo poco a poco y no lo pierdas de vista. Remueve con frecuencia, pero sin machacar los granos.

Lo ideal es retirar del fuego cuando el arroz esté al dente y aún quede algo de líquido. En esos últimos minutos de reposo fuera del fuego, el risotto se asentará y quedará perfecto. Si lo cocinas demasiado, se volverá pastoso y perderá su encanto.

Esta receta es perfecta para experimentar. Puedes usar una mezcla de queso parmesano, curado y gorgonzola, pero también puedes probar con quesos como emmental, provolone, azul o incluso un brie cremoso.

Si prefieres un sabor más suave, elige quesos más jóvenes y menos curados. Si te gustan los sabores intensos, apuesta por quesos viejos o combinaciones con queso azul. Lo importante es que se fundan bien para aportar sabor y untuosidad.

La clave de un buen risotto está en su textura: debe ser cremosa, fluida pero sin quedar líquida, y con el arroz al dente. Para conseguirlo, lo más importante es remover constantemente mientras añades el caldo poco a poco. Esta técnica ayuda a liberar el almidón y forma esa crema natural sin necesidad de nata.

Un truco de chef: retira el risotto del fuego cuando aún esté ligeramente fluido. Con el reposo de un par de minutos, el arroz terminará de asentarse y quedará en su punto justo.