Cómo hacer arroz blanco: la receta sencilla que nunca falla

1 - Antes de encender el fuego: prepara bien todo

Ten el arroz medido, el agua caliente y una olla o cazo con tapa a mano. Parece de primero de cocina, pero cuando tienes todo listo, el arroz te sale sin dramas. Y si vas con prisas, recuerda: más vale esperar a que hierva el agua que correr y arruinarlo todo.

2 - Tostar un poco el arroz (sí, en serio)

Añade un chorrito de aceite de oliva a la olla y, antes de que humee, echa el arroz. Dale unas vueltas durante un par de minutos, como si lo estuvieras «despertando». Esto le da un toque diferente, ayuda a que no se apelmace y, de paso, hace que la cocina huela a comida de verdad.

3 - Añadir el agua y no volverse loco con la cantidad

Aquí viene la eterna pregunta: ¿cuánta agua para un kilo de arroz? La regla casera es fácil: el doble de agua que de arroz. Si usas una taza de arroz, dos de agua. Si haces un kilo, pues dos litros. Pero ojo, que esto es para arroz seco; si quieres hacer un clásico arroz caldoso con gambas, añade un poco más de agua y cuece unos minutos menos.

Y, por supuesto, un buen pellizco de sal. Que esté sabroso, no soso.

4 - Cocción: tapa, fuego bajo y paciencia

Cuando empiece a hervir, baja el fuego y tapa la olla. Déjalo cocinar a fuego bajo, sin remover, durante unos 15 minutos si es arroz largo, algo menos si es vaporizado. Si tienes dudas sobre qué tipo usar, te recomiendo consultar las diferencias entre arroz largo y redondo. Lo importante aquí es resistir la tentación de levantar la tapa cada dos por tres. El vapor es tu mejor aliado.

5 - Reposo: el secreto que pocos respetan

Una vez apagado el fuego, deja el arroz reposar tapado 5 minutitos. Este paso hace magia: termina de absorber la humedad y queda suelto, como debe ser. Aquí es donde muchas veces uno mete la pata por impaciente… y luego no hay vuelta atrás.

¿Aún no lo has probado?

Arroz blanco suelto