Risotto de pollo que abraza el corazón

1 - Organiza todos los ingredientes para tu risotto de pollo

Antes de meterte de lleno en el arte del risotto de pollo, asegúrate de tener todo bajo control. Limpia esos champiñones y córtalos en láminas finas. Pica finamente la cebolla y el ajo, y corta el pollo en trozos medianos, así evitarás correr por la cocina como si fueras un chef de programa en vivo.

¡No te olvides del arroz Sabroz y el caldo de pollo caliente! Estos serán tus mejores aliados durante la cocción. Ten cerca el queso parmesano y la mantequilla, que serán los héroes que le darán esa cremosidad que tanto distingue a un buen risotto. Si quieres un toque experto, descubre el mejor queso para un risotto y sorprende a todos con tus dotes culinarias.

2 - Sofríe la cebolla y el ajo en mantequilla

Vamos a darle sabor a este risotto de pollo. En una sartén grande y con confianza, pon a derretir 1 cucharada de mantequilla junto con un chorrito de aceite de oliva a fuego medio. Cuando veas que empieza a chisporrotear, ya está listo para la cebolla y el ajo picados, ¡a cocinar!

Añade la cebolla y el ajo picados y sofríelos hasta que estén dorados y desprendan ese aroma irresistible que te transporta directamente a una cocina italiana. Es el momento de calentar motores, ¡el corazón del risotto con pollo está en marcha!

3 - Saltea los champiñones y dora el pollo jugoso

¡Ya casi puedes oler ese risotto de pollo! Comienza por agregar los champiñones en la sartén y disfruta cómo se doran mientras los remueves de vez en cuando. Después de unos minutos, estarán tan tiernos que querrás comértelos solos.

Ahora, incorpora los trozos de pollo y obsérvalos transformarse, dorándose con un toque de jugosidad irresistible. Este paso le dará a tu risotto con pollo el sabor y la intensidad que harán que todos pregunten por la receta. ¿Quién diría que cocinar risotto podría convertirse en una pequeña celebración culinaria?

4 - Nacara el arroz para darle sabor y textura

Vamos con el arroz, que es el alma de nuestro risotto de pollo. Añade una taza de arroz Sabroz a la olla y dale unas vueltas con cariño durante unos minutos. Así dejaremos que el arroz empiece a nacararse, sellando su superficie. ¿El truco? Remueve para que absorba bien esa base deliciosa.

5 - Añade el caldo cucharón a cucharón con mimo

Aquí nos metemos en lo divertido del risotto de pollo: el juego del caldo. Vierte un cucharón de caldo caliente sobre el arroz y sin miedo, comienza a remover como si estuvieras pintando una obra maestra. Continúa añadiendo caldo, cucharón a cucharón, permitiendo que el arroz beba poquito a poco, durante unos 18-20 minutos.

Está casi listo, ya puedes sentir el aroma que te transporta a Italia. Es el momento mágico de incorporar un puñado de queso parmesano rallado, ese toque final que transforma el plato en una auténtica sinfonía de sabores. Para más consejos sobre este paso crucial, consulta nuestras claves para un risotto delicioso.

6 - Haz un crujiente de parmesano espectacular

Mientras esperas que el risotto de pollo alcance su magia, aquí te va un truco que eleva el plato: toma un puñado de queso parmesano rallado y espárcelo en una sartén antiadherente bien caliente. Déjalo que se derrita y forme ese dorado crujiente que tanto nos gusta.

Una vez que veas que el queso se pone doradito y apetecible, retíralo con cuidado de no romperlo y déjalo enfriar sobre papel de cocina. Así, obtendrás esos chips de parmesano que le darán un toque especial a tu risotto de pollo. ¡Verás cómo sorprendes a todos los comensales!

7 - Emplata y añade ese toque final delicioso

Y aquí llegamos al momento de la verdad con tu risotto de pollo, plato estrella de la comida italiana. Sirve este maravilloso risotto de pollo bien caliente. Espolvoréalo con crujiente parmesano y, para un toque fresco, cebollino picado. No solo es un placer para el paladar, sino también para la vista.

Es ese instante cuando sientes que la cocina se convierte en un arte. Con cada bocado, el contraste entre la cremosidad del risotto y el crujiente del queso hará las delicias de los comensales. Te aseguro, un plato principal de lujo que impresiona hasta al más exigente.