Arroz con mantequilla: una receta clásica y deliciosa

1 - Calienta la sartén y haz el sofrito de ajo

Comienza calentando una sartén a fuego medio y añade un poco de aceite junto con una parte de la mantequilla. Una vez que la mantequilla se derrita, incorpora los dos ajos. Es importante cocinar los ajos sólo hasta que empiecen a soltar su aroma, evitando que se quemen, ya que el ajo quemado puede dar un sabor amargo al plato.

Este sofrito será la base de sabor para el arroz, infundiéndolo con un gusto suave y agradable que complementará a los demás ingredientes.

2 - Agrega el arroz y remueve con mimo

Añade el arroz a la sartén con el sofrito de ajo. Mueve constantemente el arroz para que se impregne bien con el aceite y la mantequilla y no se pegue a la sartén. Cocina hasta que los granos de arroz se vuelvan semi-transparentes, indicativo de que están bien sellados y listos para absorber el caldo. Este paso es clave para evitar que el arroz se cocine de forma desigual o quede apelmazado.

3 - Vierte el caldo caliente y sazona

Una vez que el arroz esté en su punto, agrega el caldo de pollo caliente lentamente, asegurándote de que cubra completamente el arroz. Añade también una pizca de sal. La temperatura del caldo es importante, al estar caliente ayuda a mantener el proceso de cocción sin interrupciones, permitiendo que el arroz absorba los líquidos y los sabores de manera uniforme. Remueve de vez en cuando y cocina a fuego medio-bajo hasta que el arroz esté casi cocido y haya absorbido la mayoría del caldo.

4 - Cocina las zanahorias para mantener su crunch

Mientras el arroz se cocina, en otra olla, cuece las zanahorias al dente. Es importante cocerlas por separado para mantener su textura y color vibrantes. Las zanahorias deben estar listas para ser agregadas al arroz sin deshacerse, aportando un contraste crujiente y dulce al plato final.

5 - Añade guisantes y mantequilla para cremosidad

Cuando el arroz haya absorbido casi todo el caldo y esté al dente, es el momento de añadir los guisantes y las zanahorias ya cocidas. Incorpora también el resto de la mantequilla para enriquecer el plato, distribuyéndola uniformemente por todo el arroz. Así, no solo mejora el sabor, sino que también le da al arroz una textura ligeramente cremosa y un brillo apetitoso.

6 - Deja reposar y decora antes de servir

Para finalizar, deja que el arroz repose unos minutos con la sartén tapada, permitiendo que todos los sabores se fusionen y que el arroz termine de cocerse con el vapor residual. Sirve el arroz en una fuente, espolvoreando perejil fresco picado por encima para añadir un toque de color y frescura.