Paella con caracoles: Receta con sabor mediterráneo

La receta está muy bien pensada y me sorprendió cómo los sabores se unen. El sofrito con chorizo le da un toque ahumado que combina genial con el azafrán y el pollo. Me gustó especialmente añadir los caracoles al final, quedan tiernos y aportan una textura distinta al arroz. Un acierto total, 5 estrellas.

Me lancé a hacer esta paella y, aunque en el camino hubo un par de «yikes» con el sofrito, quedó sabroso, aunque no hermoso. Los caracoles, esos bichitos resbalosos, se llevaron el protagonismo. Un festín de sabores que repetiré, eso sí, sin que el chorizo me mire con reproche la próxima vez.

Quedé sorprendida con esta receta. El aroma del sofrito me transportó de inmediato a los recuerdos de mi infancia. La mezcla de sabores, especialmente con el azafrán, me hizo pensar en lo que cocinaban nuestras abuelas. Seguí los tiempos al pie de la letra y el arroz quedó en su punto. Sin duda, de los de antes.

El proceso de cocinar esta paella fue una grata experiencia. Me encantó cómo el chorizo aportó un toque ahumado al sofrito, complementando perfectamente el sabor del pollo y los caracoles. La textura del arroz quedó suelta y absorbió todos esos aromas durante la cocción. El azafrán le dio un color vibrante y un aroma que llenó la cocina. Sin duda, una receta que se queda en mi repertorio, fácil y deliciosa.

Organicé una cena familiar el domingo y decidí probar algo diferente. Esta receta sonaba genial y prometía, pero me pasé con el agua y el arroz quedó un poco más pastoso de lo que quería. Sin embargo, el sabor estaba bien, así que mis hermanos, que son los críticos más duros, se lo comieron sin quejarse. La técnica del sofrito fue un acierto y aunque cometí ese error, volveré a intentarlo.