Preparación de la salsa base para el adobo filipino
Aquí empieza la magia del adobo filipino. Mezcla 125 ml de salsa de soja y 100 ml de vinagre de arroz en un bol, sintiendo cómo se fusionan los sabores. Añade las hojas de laurel y unos granitos de pimienta negra. Este es el secreto de su aroma característico; al remover, imagina un festín filipino.
Algunos prefieren el vinagre de coco, pero si no tienes, no pasa nada. Lo que cuenta es el equilibrio. Deja que la pimienta se asiente y añade un toque de tu personalidad a la mezcla. Mientras, puedes cortar el ajo en trozos grandes para agregar al guiso y abrir el siguiente capítulo del delicioso adobo.
Para preparar este suculento plato de adobo filipino, coloca los ajos machacados, la salsa de soja, la leche de coco, el vinagre de arroz y la pimienta junto con las hojas de laurel en una olla grande. Deja que esta mezcla aromática sea el principio de la magia.
Calienta lentamente la mezcla a fuego medio hasta que empiece a hervir. Remueve con cariño de vez en cuando para evitar que nada se pegue y sentirás cómo los aromas invaden tu cocina. Crearás una salsa que será el corazón de este adobo filipino.

¡Ahora viene la parte jugosa! Coloca esos contramuslos en una sartén a fuego medio, y añade toda la salsa de adobo que preparaste antes. Asegúrate de que el pollo quede bien cubierto; es como si le estuvieras dando un merecido baño de sabor. Cocina lentamente para que cada bocado sea una explosión filipina.
Cuando la salsa burbujee como si estuviera contando un secreto, es el momento de añadir los contramuslos de pollo. Dale un toque de sal y pimienta para que esos sabores se despierten al máximo. Asegúrate de que el pollo quede completamente sumergido en este abrazo de sabores y, si no, ¡dales un chapuzón de tanto en tanto!
Cocina a fuego lento durante unos 20 minutos, mientras remueves suavemente el pollo para asegurarte de que cada parte reciba su dosis justa de amor y calor. Esta pausa tranquila permite al pollo absorber de a poquitos, convirtiéndose en algo tan tierno que resulta irresistible. No te agobies por la salsa, pues esta terminará siendo espesa y rica, justo lo que transforma a nuestro querido adobo filipino en el plato principal, casi un plato nacional no oficial en Filipinas.

Para lograr que este adobo filipino sea de campeonato, lleva el pollo al horno o a la freidora de aire. No te preocupes, no necesitas ser un chef experimentado para esto. Solo asegúrate de que la piel quede crujiente y dorada, como un domingo en casa. Una vez dorado, sabrás que has alcanzado ese toque especial que hace de este uno de los platos más queridos de Filipinas. ¡No te pases con el tiempo! Verás que será un plato principal inolvidable.
Una vez que hayas cocinado ese pollo en la rica salsa del adobo filipino, toca darle un toque especial. Retira el pollo cuidadosamente de la olla y colócalo en una bandeja para hornear o en la cesta de la freidora de aire. ¡Aquí es donde la magia empieza de verdad! Precalienta el horno o la freidora a 230 grados, porque esa temperatura hará que el pollo quede dorado y crujiente, una auténtica delicia que ni te imaginas.
Con el horno a punto, o la freidora lista para entrar en acción, deja que el pollo se dore durante unos 12 minutos. Asegúrate de girar las piezas a mitad del proceso. Un dorado uniforme es el secreto de este delicioso plato nacional no oficial de Filipinas. Así, potenciarás un contraste perfecto entre la capa crujiente y la carne jugosa que es simplemente irresistible.

Bajo el título Mientras, preparamos el arroz, comenzamos. Bueno, mientras el adobo filipino se va impregnando de todos esos sabores asombrosos, dediquemos unos minutos a preparar el arroz. Usa los vasitos de basmati de Brillante, son una maravilla para estos guisos. Para un toque perfecto, cocínalo hasta que esté esponjoso, como una nube suave que acompaña cada bocado de pollo.
Mientras el pollo absorbe esa increíble mezcla de sabores en el horno, es el momento perfecto para preparar el acompañamiento ideal: el arroz basmati de Brillante. Sigue las instrucciones del paquete y, en unos minutos, tendrás un arroz esponjoso que complementará el adobo filipino como un guante a una mano.
Deja que el arroz repose unos minutitos para que se asienten todos esos sabores irresistibles. Luego, simplemente sírvelo junto al adobo filipino. ¡Una combinación que hará bailar tus papilas gustativas! Disfruta de este plato delicioso que refleja el sabor auténtico de Filipinas en cada bocado.
el arroz basmati de Brillante.

Una vez que todo está listo y huele como si tu cocina abrazara a tus sentidos (y quizá a algún vecino curioso), es el momento de dar los toques finales. A mí me encanta coronar el adobo filipino con unas hojitas frescas de cilantro o cebollino, para darle una pizca de color y frescura.
Acomoda las piezas de pollo sobre un lecho de arroz basmati de Brillante y añade unas rodajas de cebolla frita, que le darán ese crujir que todos amamos. Recuerda, el adobo filipino es un guiso convertido en plato principal que, con el encanto adecuado, puede robarse el show en tu mesa familiar.
Una vez que el pollo esté dorado, quítalo del horno o la freidora de aire y llévalo a una fuente bonita. Para sorprender con un toque fresco y colorido, decora con perejil finamente picado. Este detalle levanta el ánimo del plato y, ¡quién lo diría!, realza los sabores profundos del adobo filipino.
Sirve este guiso filipino con un buen arroz, como el arroz Brillante, ideal para absorber esa sabrosa salsa. Esta combinación no sólo es un placer a la vista, sino también una auténtica sinfonía de sabores en cada bocado. Prepárate y disfruta de esta delicia filipina que te emocionará.
