Cómo preparar arancini sicilianos

Preparación del risotto base: el inicio de una delicia

Comenzar con un risotto básico, ya sea recién hecho y enfriado o aprovechando esas sobras de risotto, es el primer paso para crear unos arancini irresistibles. Este risotto debe estar bien condimentado, asegurando que el arroz tenga la textura ideal, ni demasiado blando ni demasiado firme. Es importante que el risotto se enfríe completamente antes de proceder, ya que esto facilitará la manipulación al formar las bolas.

Formando las bolas: el corazón de mozzarella

El siguiente paso es formar las bolas de arancini. Toma una porción de risotto y aplánala ligeramente en la palma de tu mano sobre papel de plástico. Coloca mozzarella rallada en el centro. La mozzarella, con su textura suave y capacidad para fundirse, se convertirá en el corazón cremoso de tus arancini, sorprendiendo a todos con cada bocado.

Cierra cuidadosamente el arroz alrededor del queso, formando una bola. Asegúrate de que el queso quede completamente envuelto por el arroz para evitar fugas durante la fritura.

El empanado: crujiente por fuera, cremoso por dentro

Para lograr ese exterior dorado y crujiente, cada bola de arancini debe ser empanada cuidadosamente. Primero, pasa las bolas por harina, asegurándote de cubrirlas ligeramente pero de manera uniforme. Luego, sumérgelas en huevo batido, seguido de una generosa capa de pan panko.

Fritura perfecta: dorados y deliciosos

Freír los arancini requiere un aceite bien caliente, idealmente a 180 grados. Esta temperatura asegura que los arancini se cocinen rápidamente, obteniendo un exterior crujiente sin absorber demasiado aceite. Sumérgelos con cuidado en el aceite caliente y fríelos hasta que estén dorados y crujientes. Es importante no sobrecargar la sartén para permitir que el aceite circule libremente alrededor de cada arancini, garantizando una cocción uniforme.

Una vez dorados, retira los arancini del aceite y déjalos reposar sobre papel absorbente. Esto no solo ayuda a eliminar el exceso de aceite, sino que también permite que los arancini se enfríen ligeramente, haciendo que el queso en su interior alcance la consistencia perfecta: fundido, pero no líquido.

Preparación de la salsa: la acompañante perfecta para los arancini

Para complementar los arancini, una salsa casera de tomate es el acompañamiento perfecto. Comienza sofriendo cebolla en brunoise y un diente de ajo en aceite hasta que estén transparentes y aromáticos. Añade tomate triturado y deja que la salsa se cocine a fuego lento, permitiendo que los sabores se concentren y se intensifiquen. Si deseas añadir un toque picante, no dudes incluir un poco de guindilla o cayena.

Sirve los arancini calientes con la salsa al lado, invitando a cada comensal a sumergirse en esta deliciosa aventura culinaria. ¡Buen provecho!