Paella fácil: la receta sencilla que deleitará a todos en casa

1 - Todo listo antes de encender el fuego

Antes de ponerte a cocinar, deja todo preparado. Lava el pimiento rojo y córtalo como más te guste: en tiras o en daditos. Pica los ajos finitos y ralla o trocea el tomate. Ten el pollo cortado en porciones pequeñas y los mariscos limpios y listos (si usas mejillones, tira los que estén abiertos antes de tiempo, que no dan buena espina).

Ten también el caldo bien caliente, ya sea de pollo o de pescado, y disuelve en él unas hebras de azafrán. Y por supuesto, el arroz Sabroz de Brillante bien a mano, que es el que aguanta todo este sarao sin perder el punto. ¿Te apetece una versión más marinera? Entonces prueba esta paella de marisco, que también tiene lo suyo.

2 - Dorar el pollo: sabor desde el principio

En tu paellera o sartén grande, echa un buen chorro de aceite de oliva y pon a dorar el pollo a fuego medio-alto con una pizquita de sal. No lo muevas mucho al principio, deja que coja color por fuera para que conserve los jugos. Cuando esté dorado, lo retiras y lo reservas.

3 - Sofrito con fundamento

En esa misma paellera (¡no se limpia nada!), añade el pimiento y el ajo. Sofríe unos minutos hasta que estén tiernos y empiecen a coger color. Luego echa el tomate y deja que se cocine todo junto unos 10 minutos a fuego medio-bajo. Aquí ya empieza a oler a gloria.

Justo antes de seguir, echa una cucharadita de pimentón y remueve rápido para que no se queme. Esta base es la que va a darle el alma a tu paella, así que dale mimo.

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4 - El arroz entra en acción

Añade el arroz y remueve bien para que se mezcle con el sofrito y se empape de todo ese sabor. Este paso es clave para que quede sabroso y suelto. Luego vierte el caldo caliente con azafrán y deja que cueza a fuego medio unos 18 minutos. Nada de remover: el arroz tiene que estar tranquilito para hacer su magia.

5 - Hora del marisco (y el regreso del pollo)

Cuando lleve unos 10 minutos cociendo, añade los mariscos que tengas y vuelve a meter el pollo que habías reservado. Coloca los mariscos bonitos por encima, que aquí también se come con los ojos.

Con el calor del arroz, el marisco se cocina en nada y el pollo se termina de hacer sin secarse. No tapes la paellera, que esto no es un guiso: parte del encanto está en la evaporación y ese aroma que llena la cocina.

6 - Reposo obligatorio (y bien merecido)

Cuando apagues el fuego, cubre la paella con un paño limpio y deja que repose 5 minutos. Este paso es clave para que el arroz termine de absorber el caldo y los sabores se asienten bien.

Sirve caliente, con unas rodajitas de limón y un poco de perejil picado si quieres. Te va a quedar una paella fácil pero con sabor a cocina de toda la vida.