Preparamos todos los ingredientes para cocinar este arroz marinero de pescado. Primero, reúne todos los ingredientes en tu mesa de trabajo. Tenerlo todo a mano te facilitará la vida, confía en mí. Lava bien el pescado y las verduras; pronto llenarán tu cocina con ese aroma que huele a domingo en casa.

Comenzamos cocinando el caldo de pescado con morralla o pescado de roca, poniendo este en una cazo cubierto de agua. Añadimos el puerro troceado y limpio y también la zanahoria. En una olla grande, pon el pescado con agua y añade el puerro y la zanahoria. Deja que hierva a fuego medio. El aroma del caldo empezará a seducirte.
Sazonamos y dejamos cocer durante unos 15 o 20 minutos. No olvides el toque de sal: es la clave de un buen caldo. Después de cocer, cuela el caldo y resérvalo. ¡Será tu aliado más tarde!
Laminamos los ajos y los pimientos secos. Al cortar los ajos, cuidado con los dedos; ya sabemos lo traviesos que pueden ser. Y los pimientos, dales un cariño especial: serán las estrellas del arroz.
Cortamos la cebolla y los tomates (sin piel ni semillas) en dados pequeños. Ponemos los ajos en una sartén con aceite y, cuando estén dorados, añadimos los pimientos secos, dándoles la vuelta para evitar que se quemen. Retiramos y majamos en un mortero, con un poco de caldo de pescado. En la sartén, dora los ajos en aceite. Añade los pimientos secos, ¡y no te distraigas! Los retiramos en su mejor momento y los majamos en un mortero con un poco de caldo.

En ese mismo aceite, a fuego suave, doramos la cebolla cortada en daditos. Cuando la cebolla empieza a dorar, añadimos el tomate y dejamos sofreír. Dale tiempo al sofrito; es un paso que no conviene apresurar. Una buena base hará que el arroz marinero sea memorable.
Cuando esté hecho el sofrito, añadimos el arroz, y salteamos. Saltea el arroz unos minutos, así se impregnará del sofrito. Huele como si ya estuvieras saboreando el plato, ¿no?

Enseguida añadimos el majado y el caldo, el doble de volumen de caldo que de arroz, porque es un arroz seco. Sazonamos ligeramente, porque ya el caldo tenía un poquito de sal, y lo dejamos a fuego vivo hasta que empieza a hervir. Incorpora el majado y el caldo, el doble que de arroz. Deja que hierva; sentir el burbujeo es parte del encanto.

Servimos acompañado de un poco de alioli, y unas tiras de pimiento verde, muy tierno, con un poco de sal y un hilo de aceite. Al servir, agrégale alioli y decora con pimiento verde. La combinación es un abrazo al alma, ¿verdad?