Arroz con magro y verduras

tiempo de cocinado 30 min
numero de comensales 4 personas
tiempo total 20' min
Calorías por ración: 393 kcal

Elaboración

  • Para la receta de arroz con magro y verduras necesitamos una paellera donde incorporamos el aceite de oliva y lo ponemos al fuego. Una vez el aceite caliente, incorporamos magro de cerdo en trozos pequeños y freímos hasta que alcance un color dorado y lo apartamos.

    Freímos el magro de cerdo

    Freímos en el mismo aceite y siguiendo el mismo procedimiento (incorporar, freír y apartar cada una de las verduras) judía verde, alcachofa, coliflor, pimiento rojo, ajos tiernos, y por último, la berenjena. En el aceite restante incorporamos el tomate maduro rallado y lo freímos hasta conseguir un color rojizo/amarronado. Es importante que la berenjena sea la última verdura en incorporarse, ya que así evitamos que coja demasiado aceite durante su cocción. También puedes quitarle la piel para que no tenga ese toque amargo.

    Freímos judía verde, alcachofa, coliflor, pimiento rojo, ajos tiernos y berenjena

    Incorporamos la carne frita y agua hasta cubrir las asas de la paellera. Lo dejamos hirviendo durante 15 minutos a fuego medio.

    Incorporamos caldo hasta cubrirlo todo

    Después de ese tiempo, incorporamos sal y las verduras fritas (menos el pimiento rojo y la berenjena). Dejar durante 5 minutos más hirviendo. Comprobamos que el líquido que tenemos en la paellera en este momento es aproximadamente 1200 ml. Rectificamos de sal e incorporamos el colorante añadiendo el arroz al magro y las verduras.

    Añadimos colorante

    Ponemos el arroz en la paellera formando un aspa para que se distribuya de la forma más homogénea posible. Dejamos hervir, a fuego moderado, durante 18/20 minutos. A los 15 minutos colocar la berenjena y el pimiento rojo para decorar. Transcurrido el tiempo de cocción del arroz, dejamos reposar 5 minutos y el arroz con magro está listo para comer.

Cómo cocinar las alcachofas en su punto

Puede ser que uno de los ingredientes de este plato que más nos cueste cocinar sea la alcachofa cruda. Aunque para este plato siempre puedes comprar los corazones de alcachofa en conserva, nosotros vamos a darte unos tips para que puedas cocinar fácilmente las alcachofas al natural sin el menor esfuerzo. Y es que las conservas muy a menudo abusan del limón en su preparado, por lo que aunque las escurras mucho las alcachofas conservan ese toque de acidez que puede no ser del todo gustoso.

Puedes también comprarlas congeladas cuando no sea la época, pero siempre es mejor optar por la opción más natural para que la verdura no haya perdido ni un ápice de su sabor ni de su valor nutricional.

La mejor época para elegir alcachofas es en la temporada de primavera, alrededor del mes de mayo, justo antes de que comience el verano. Para empezar debemos saber que las alcachofas son un alimento con una capacidad bastante alta de oxidación en cuanto las abres. Una opción para evitar este óxido es el que se utiliza en las conservas, es decir, añadir ácido ascórbico a las verduras. Este añadido es lo que produce la acidez, pues lo podemos encontrar en frutas cítricas como el limón o la naranja. Para evitar que esto pase y que la alcachofa tenga un aspecto ennegrecido o amarronado y que la alcachofa no tome ese sabor ácido, lo que haremos será sumergirlas en un bol de agua fría junto con un manojo de perejil.

Una manera muy rápida también de cocinar las alcachofas de la forma más adecuada y para obtener de ellas su corazón perfectamente blando y cocinado reside en cocer la verdura entera, sin quitar nada de su estructura, en un recipiente con agua y sal. El corazón se cocinará y en cuanto se enfríen podremos deshacernos de las partes de la alcachofa que no nos son comestibles de una manera mucho más cómoda que si lo hacemos en crudo.

Comer alcachofas tiene numerosos beneficios para nuestro organismo. Se trata de una verdura con un contenido calórico muy bajo y que, además, tiene un efecto depurativo importante que impide la retención de líquidos en nuestro cuerpo. Se dice que entre sus propiedades se encuentra que ayuda a reducir el colesterol y los triglicéridos y que es un alimento bueno para el hígado, por lo que si padeces de alguna enfermedad hepática la alcachofas pueden ser un buen componente de tu dieta semanal.

Las alcachofas son un alimento muy versátil, aunque su mejor combinación resulta con elementos salados como las anchoas o el jamón y, cómo no, con el arroz. Y si encima este arroz es Brillante Sabroz, el éxito está asegurado.

Ajos tiernos, un complemento perfecto para nuestro arroz

Como para nuestra receta vamos a utilizar ingredientes de temporada primaveral, como pueden ser las alcachofas, qué menos que combinarlas con un tubérculo que sea también propio de esta época. Por eso hemos elegido los ajos tiernos o ajetes de primavera.

No se trata de una variedad de ajo especial, sino que es la misma que usamos habitualmente solo que sin que llegue a madurar y desarrolle los típicos dientes del ajo con los que cocinamos de forma diaria. 

Al tratarse de un ajo más joven mantiene las propiedades de los ajos maduros, solo que menos concentradas y con una cantidad mayor de agua en su interior. Se trata de un alimento bajo en calorías y entre los beneficios que aporta a nuestro cuerpo se encuentra el poder de acción antibacteriano ya conocido del ajo, así como que favorece a la circulación sanguínea.

Aunque en apariencia prácticamente puede ser el mismo alimento que el ajo, sí que es cierto que los ajetes aportan un sabor más dulzón a los platos, algo así como la cebolleta, y te permite disfrutar más del sabor original de los demás ingredientes a los que acompaña. 

Del ajete se puede aprovechar también parte del tallo, justo la zona en la que la parte blanca se fusiona con la verde. Esta parte de la planta queda muy bien a la plancha y con un poco de sal gorda, aunque bien troceada y junto al resto del bulbo también queda muy bien mezclada con huevo bien en forma de tortilla o bien en forma de revuelto. También puede servir de sustituto a la cebolleta asiática y como acompañamiento de distintas carnes, pescados, como parte de una parrillada de verduras o como aderezo para el tofu. Por supuesto, es una muy buena opción a la hora de condimentar arroces, ya que gracias a su sabor suave podemos obtener un toque distinto pero sin enmascarar el sabor principal.